domingo, 24 de febrero de 2008

Erase una vez, en las colinas de Nepal o en cualquier otra parte


Desde antiguo les dijeron que vivian cerca de los dioses, en el pais de las montanas mas altas, las que rozan las nubes.
Y ya que estaban tan cerca del cielo los que aqui viven creyeron que podian hacerles escaleras a lo dioses por si querian algun dia bajar a la tierra. Y asi, llenaron las montanas, y las colinas, los inmesos valles, el monte entero, de escalones escavados en la tierra. Y en ellos plantaron flores de mostaza, mandarinas, mangos, patatas, maiz… por si los dioses miraban, y pensaban en bajar, que se encontraran la tierra llena de cosas ricas.
Y alli hicieron sus casas los hombres, y se quedaron a esperar, en los escalones mas bajos, en los mas altos, cultivando cada escalon sin esperar mas que lo que la tierra quiera dar; se quedaron viviendo entre colinas verdes que ascienden al cielo y se desdibujan entre la niebla y la humedad a la hora en la que sol sale y a la que luna le cambia el turno.

Y mientras esperaban, alli, viviendo en los escalones de los montes, a este pais le crecieron las mujeres mas hermosas. Las de los cabellos negros y largos, las de los ojos profundos, las de bocas rojas y rasgos afilados. Las de rostros increiblemente bellos.

Tan hermosas eran las mujeres de este pais que se puso la tierra celosa de ellas y decidio que durante la mitad del ano las cubriria de polvo. Polvo que se mete en los pliegues de la piel de las manos, que se deposita en el cabello, en la comisura de los labios, polvo en los pies que los hacen duros y agrietados, polvo durante meses sobre la hermosura de estas mujeres. Y al llegar el verano, decidio la tierra que dejaria caer sobre ellas torrentes de agua, agua que arrastra el polvo que han acumulado durante meses y escava arrugas tempranas en los rostros mas hermosos; hace que pronto las manos de pocos anos parezcan tener muchos mas, que los cabellos pierdan en brillo y la piel la suavidad.
Asi se venga esta tierra de las hermosas mujeres que le nacen por doquier en cada rincon del pais, en los escalones mas perdidos entre sus valles remotos.

Pero ellas, siguen guardando sus sonrisas de los estragos del polvo y el agua. Y siguen esperando, en sus montanas. Son las mujeres del polvo, las que viven con coraje, las que cargan sobre su espalda y su frente todo lo que haya que cargar, son ellas la que trabajan duro subiendo y bajando los escalones que hicieron los hombres por si bajaban los dioses.
A estas mujeres les nacen hijos valientes, hijos que saben que no hay mejor lugar al que agarrarse que a la cadera de su madre. Ninos que se hacen fuertes porque saben que en este pais las seguridades son pocas y casi todo es cuestion de valor y suerte

Las mujeres de este pais salen cada manana a las puertas de sus casas a hacer ofrendas a esos dioses que los hombres esperan ver bajar alguna vez… o que de algun modo ellas, ya saben que estan aqui.

Dedicado a Sabina y a las hermosas ninas de las colinas, y a la mujer tempranamente ajada que se esconde en cada una de ellas.
…A su vida de esfuerzo como si fueran adultas y a sus sonrisas de ninas, que es lo que son, mientras pueden.

Sabina Lama

y a Samjana, y a Santi, a Susmita, a Rosmila...y a todos los ninos y ninas que estos dias en las montanas nos recordaron que hay un dios en cada uno de ellos.