sábado, 31 de mayo de 2008

Cuando los dioses ganan



Inaki Ochoa de Olza, fallecio el pasado dia 23 de mayo a los 7400 metros en el Annapurna 1, cara sur.

Su familia ha decidido que su cuerpo permanezca alli. A ellos, a sus amigos y a Nancy, su companera, nuestro mas sentido pesame.



Y nuestro mas caluroso abrazo a Horia Colibasanu, su companero de ascension, que ha permanecido y cuidado de Inaki a riesgo de su propia vida. Afortunadamente tenemos la esperanza de encontrarlo en algun lugar del mundo, de nuevo, en otra ocasion.


Inaki, para ti, nuestra despedida:


Ni siquiera puedo decir que te conociera.Vamos, es que no te conocia.
En realidad, supongo que te sonreiste por dentro cuando, al invitarnos a entrar en la tienda del Campo Base de Anapurna, a finales de pasado Abril, te pregunte si era la primera vez que escalabas una montana de ocho mil..., y respondiste, con total calma y sencillez, que esta era la numero 13.


Lo de menos fue la forma curiosa en que supiste que eramos de Cercedilla, por la camiseta que llevaba puesta, (la de la Semana de la Montana que inaguraste el ano pasado en nuestro pueblo y ya ves.. alli no te vimos), o porque tu llevabas toda la manana mirando valle abajo esperando a Nancy, tu novia, y nosotros te dijimos que habiamos dormido con ella en el refugio la noche anterior... asi que te pusiste tan contento.

En realidad no me impresiono quien eras, sino como eras. Tu hospitalidad, grandeza y sencillez no eran comunes.
Tanto Horia como tu, dejasteis una profunda marca en nosotros tras el breve dia y medio que compartimos alla arriba.

Vosotros os quedasteis a esperar el buen tiempo para iniciar la ascension, nosotros seguimos el camino que nos devolvia desde el Santurio del Annapurna, a los valles de rododendros en flor.


Al despedirnos, os dijimos que pensariamos mucho en vosotros, que tuvierais mucha suerte, y ... para mis adentros tambien pense: que Dios os proteja, rezare por vosotros.

Durante los dias que nos tomo la bajada del valle, mientras nos alejabamos, cuando aun se divisaban las montanas donde estabais esperando a subir, grite al viento para que los dioses os trajeran suerte y os permitieran regresar.

No ha sido asi para ti, los dioses decieron que te quedaras en el hielo de las cumbres del Annapurna; la montana a la que mirabais con expectacion y donde ahora no puedo dejar de pensar que te has quedado alli arriba a mirar las estrellas para siempre.

Tu sabias muy bien que la montanas son asi y has visto a muchos no regresar; hablabas de la vida y la muerte, cuando nos contabas otras expediciones, con la naturalidad con que solo a los Tibetanos les he visto asumir que cada dia puede ser el dia en que no regreses.

Asumiendo la constante posibilidad de que en algun momento los dioses ganan y por tanto viviendo la vida plenamente, dia a dia...


Hasta pronto, Inaki.
Te recordamos con una sonrisa, como la que tu tenias.



Al despedirnos, Ivan, Nancy, Inaki, Horia y Adela

Horia e Ivan consiguieron que el generador volviera a funcionar

Hasta siempre, con nuestra mejor sonrisa
Sitio Web de Inaki Ochoa de Olza: www.navarra8000.com
Sitio Web de Horia Colibasanu: www.horiacolibasanu.ro


sábado, 10 de mayo de 2008

Adios Kathmandu, hasta la vista

Me la cruzo en una calle y se quien es.
Nos sonreimos.
Vende brazaletes al lado de casa, en su local del tamagno de un armario: aceite de coco para el pelo, champus con calidad de exportacion, cremas para blanquear el cutis, brazaletes de cristal y de metal de mil colores, tikas para pegar en la frente. Dos banquetas, un mostrador y justo dos escalones mas abajo se acaba su tienda/armario, y empieza la calle que se inunda cada que dia que llueve porque se sale la alcantarilla...
Han puesto baldosas de piedra hasta la calle de al lado, la que me hace de camino habitual entre Jyatha y Durbar Square, en la que comprabamos al verdulero que no hay que regatear...
pero de momento las baldosas solo han llegado hasta la calle de al lado y esa ya no se inunda. Al menos, van llegando...
Por la manana muy temprano, y tambien por las tardes cuando oscurece ya, aparecen los recogeplasticos. Los he visto de 10 y de 50 agnos, la edad es lo de menos...
arrastran agarrada desde el hombro grandes bolsas de rafia sucia y medio rota, en ellas terminan un monton de botellas de agua mineral que los turistas nos bebimos antes.
Es tambien muy temprano cuando por la calles, aun casi desiertas, las mujeres llevan sus platillos de metal plateado con arroz, fruta y flores para ofrecer a los dioses en los templos.
Y es ya muy tarde, cuando de nuevo en las calles otra vez desiertas, se pueblan de carritos ambulantes que venden salchichas, huevos duros y samomas a los que salen y entrar de los shower dance/disco bar que pueblan Thamel al caer la noche; se anuncian con sus carteles luminosos con caras de Angelinas Jolies, invitando a seguir de compras, esta vez de adolescentes subidas a zapatos de tacon.
Esta manana, camino del aeropuerto, bien prontito, los turistas aun no llenan tus calles y sobre la acera, en circulo, nignos y perros de la calle aun duermen.
Cuantas cosas hay que no muestras a los que te vivimos solo un tiempo. Que dura eres ciudad, que me hiciste de casa este invierno.
Ayer, como quien sabe que es el ultimo dia, subi a la azotea para ver el cielo dividido en dos.
Al este, frente a mi, entre los tejados, las antenas, tanques negros de agua y las banderas de oracion... el cielo, gris como la panza de un burro, anunciaba la tormenta de rigor de cada tarde.
Ciudad entre brumas esperando el monzon...
A mi espalda el sol, entre la nieblina del valle y tus colinas invisibles, se hacia paso iluminando tu perfil desde bastante abajo. Relucian, salpicados entre los ladrillos que lo llenan todo, los acabados dorados de algunas gompas.
Te has llenado de arboles azules de una flor pequegna que parece que no durara muchos dias.
Te veias bonita, Kathmandu, desde la azotea, con esa luz del final del dia, con tus ires y venires ahi abajo en la calle. Espejismo de un momento como otros tantos...
porque tu sabes, Kathmandu, cuanto sufrimiento encierras.
A 9 de Mayo de 2008
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Nos marchamos de Nepal, de sus montanas, de sus valles y de su ciudad, Kathmandu, que es como quien se va de casa. Cuatro meses que no dan para nada y dan para todo.
Gracias a todos los que con nosotros vivieron estos meses en Kathmandu, lo que vivimos, lo que dialogamos, lo que reimos y lo que nos emocionamos.
Otro dia podemos poner algunas fotos,
hoy estamos recien llegados a Bangkok y.... bueno, entre el calor y hacerse a esta ciudad, no tengo muchas ganas.
Besos sudorosos a discreccion,
Ivan y Adela