Mediterránea, con todo el sentido de la palabra…
(Que hasta ahora nunca había apreciado tanto como tal…)
Y es que, …siempre supimos que Grecia estaba ahí, en su sitio, entre Italia y Turquía.
Como un país que se desmigaja en medio del mar Egeo poco a poco.
Ya sabíamos que a las Islas Griegas se va de crucero…
y aunque no hemos ido a ninguna en esta ocasión, el recorrer la penínsulas que aún le quedan a Grecia, sujetas por hilos de tierra, nos hace pensar en cómo serán de bonitas aquellas que ya hace años salieron a navegar en medio del mar… y allí están, flotando.
Y sabíamos de su mitología… aunque muy poco, casi nada…
… y vaya con los Griegos!, qué historias! para explicarse el mundo…, para explicarse a si mismos…
Lo que no sabíamos es que a los mares de Grecia les crecen montañas junto a las playas, algunas sagradas como el Monte Athos, donde sólo entran monjes y hombres.
Y no sabíamos que al monte bajo le crecen olivos porque la diosa Atenea le da patadas al suelo y entonces, surgen hasta la misma orilla del mar (o al menos, así dicen que ganó a Poseidón la batalla por la ciudad de Atenas);
Y que en las montañas del Olimpo, los dioses preparan tormentas con rayos y centellas y que a la mañana siguiente te dejan el cielo claro para pasear unos bosques que huelen… ummmm… a bosque del Olimpo, suponemos…
Y que en esas mismas montañas, bellísimas, que vigilan el mar a sus pies, los dioses te mandan un zorro por la noche para que coma contigo la cena… o mejor dicho, que se haga amigo tuyo hasta que terminas dándole tu cena… y entiendes de dónde viene la expresión “mas listo que un zorro”.
Y es que Hellas, es el país de la nieblina perpetua, entre sus mares y montañas, entre sus ruinas y sus presentes, es un país del mediterráneo, donde uno, bien podría querer quedarse a ver como se desmigaja con el paso lento del tiempo.
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Verdaderamente se nos ha pasado un tiempo largo sin dar muchas noticias de vida. Y es que, casi sin darnos cuenta, hemos estado un mes en Grecia, y aún así, se nos ha hecho corto.
Antes de eso, y tras recorrer Rumania, pasamos por Bulgaria, pero allí, no nos paramos mucho: unos días en el Mar Negro, donde se adivina que hubo tiempos turísticos mejores, aunque no sabemos cuándo… y que ahora parece que algunas cosas se están rehaciendo: nuevas promociones de hoteles, esfuerzos de promoción hacia la Europa que la mira como “país con potencial” etc…
Estuvimos un tiempo en el interior, en Kazanlak, un valle famoso por sus rosas, y en Hisarja, un lugar lleno de fuentes termales, unas 40.
Y de allí a Sofia, la capital, con un ritmo calmo, el domingo en que la visitamos, calles amplías, donde parece que andan con ganas de ser cada vez más Europeos… pero no os vamos a engañar, echábamos de menos el bullicio de los pueblos cerca del mediterráneo.
Nuestro paseo por centro Europa nos ha hecho apreciar la diferencia de la cultura con pasado comunista y dominio soviético de la que ha crecido junto al mediterráneo.
Llegar a Grecia fue como llegar a casa; no sólo porque el sol nos ha acompañado todo este tiempo por el país de los marineros, sino porque todo se nos ha mostrado más abierto, más caluroso,…en general.
Aquí hemos permanecido más tiempo, hemos recorrido parte del país con mis padres, que volaron a Atenas para pasar una semana juntos y recorrer parte del Peloponeso (Atenas-Nafplio-Tolo-Esparta-Mistras-Corinto);
unos días estupendos de reencuentro, de charlas, de repaso de estos meses, de compartir tortillas de patatas, de playas y acrópolis, de ruinas, de campings, de musakas y risas.
Grecia ha sido un punto de inflexión en nuestro viaje, porque aquí empieza a terminarse nuestro recorrido hacia el Este de Europa y es el punto desde el que empezamos nuestro regreso…sin dirección fija.
Desde Grecia hemos iniciado nuestro camino de retorno, con el otoño, hacia algún lugar, quizá en Italia, quizá en Francia para permanecer un tiempo y hacer la vida. Aún no sabemos bien dónde, pero el cuerpo, con la llegada del frío, nos pide que nos mezclemos con el calor de la gente de los lugares aún más, que paremos y disminuyamos nuestro ritmo de kilómetros (van 13.000 en estos 3 meses) y bueno, que ante la proximidad del invierno, nos abriguemos bien para dejarnos mecer por días de viento y nos resguardemos de los días de lluvia.
Todo esto que os contamos, os lo escribimos ya desde Italia, hace una semana que partimos de Grecia, país que abandonamos por mar, camino de Bari, y de allí, a Cerdeña, la “Isola Meravigliosa” donde vive Michelle el amigo de Iván y donde las playas son color esmeralda y los turistas ya se han ido….
Besos y abrazos para todos,
Ivan y Adela.
Ahi van algunas fotos:
Ivan, cocinando en Meteora, un lugar de piedras que encantaria a mas de uno...;) y donde los monjes ortodoxos tienen monasterios en las rocas y meditan colgados del vacio (bueno, hoy los turistas hacen demasiado ruido como para meditar...)
El Templo de Atenea en Delfos
Mamà y Papà en furgoneta...jejeje...
Mistras, la ciudad bizantina junto a Esparta
Tortillas en Tolo
El Templo de Zeus Olimpico en Atenas visto desde la Acropolis
1 comentario:
Chicos!!!!
Que voy a intentar ir para allá durante este mes de Noviembre!! a ver cómo me organizo y os digo.
Un besazo!!!
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